miércoles, 5 de septiembre de 2012

AUXILIO ESTOY MATANDO A MIS HIJOS!!! obesidad Infantil


OBESIDAD INFANTIL
 
    Tal vez el título es muy escandaloso, pero mas escandaloso es el grave problema que existe de obesidad infantil en México ya que es un hecho que es ahora el primer lugar a nivel mundial en casos de obesidad infantil, aún por arriba de Estados Unidos, quien sigue siendo el primero en términos de obesidad en la población en general (sin embargo, esto no quiere decir nada, ya que casi el 70 por ciento de los mexicanos tienen problemas de sobrepeso, y de estos, un 30 por ciento son obesos).
La obesidad es una de las epidemias del nuevo siglo tanto a nivel adulto como a nivel infantil. Cada vez más niños son obesos y este problema está empezando a ser peligroso ya no solo a nivel individual, sino también a nivel global.
Muchos padres no somos conscientes del riesgo que la obesidad supone para la salud y, de hecho, muchos padres ni siquiera nos damos cuenta de que sus hijos obesos lo son realmente.
Decir que “su hijo debería, por su salud, llevar una vida sana” no siempre es una buena técnica para motivar a los padres. A veces hay que recurrir al lado más negativo de una conducta para lograr un cambio y por ello puede ser lícito y lógico ofrecer cifras en crudo de lo que la obesidad puede hacer con nuestros hijos: ¿sabía usted que su hijo vivirá cuatro años menos por ser obeso?
Menor esperanza de vida
Una revisión de 57 estudios con una muestra total de casi 900.000 personas, publicada por la revista lancet  en el 2009, mostró que las personas con mejor esperanza de vida son las que tienen un IMCde entre 20 y 25 (que en unidades se expresa como kg/m2).
Cada 5 Kg/m2 de más hace aumentar en un 30% la mortalidad general y en un alto porcentaje también las probabilidades de sufrir enfermedades como diabetes, embolia, enfermedad cardíaca, etc.
Esto quiere decir que además de reducir la esperanza de vida (la cantidad de años), la obesidad hace que disminuya la calidad de vida (además de vivir menos, los últimos años se vive peor).
Para ponerlo en cifras, las personas con un IMC de entre 30 y 35 tienen una supervivencia reducida en dos a cuatro años. Si una persona tiene una obesidad mayor, con cifras de entre 40 y 45 kg/m2, su supervivencia se reduce entre ocho y diez años, siendo entonces sus efectos comparables a los del tabaquismo.
Pero el IMC de los niños no se calcula igual
Es cierto, estamos hablando de valores para personas adultas. Mañana, en una nueva entrada, podréis ver cómo se calcula el IMC de los niños y cuáles son los valores a partir de los cuales habría que empezar a preocuparse, observando las tablas de la OMS.
Y las madres nos cegamos y no vemos el  sobrepeso ni la obesidad
En otro estudio realizado en Mèxico en 2010 se evaluaron a 525 niños y niñas de entre 3 y 9 años, controlando su peso y viendo cuál era la percepción de las madres. De todos los niños, 357 tenían un peso normal y el 64% de las madres percibían que sus hijos tenían un peso normal. 72 niños tenían sobrepeso y sólo un 29% de las madres creían que sus hijos tenían sobrepeso y de los 90 niños obesos únicamente el 52% de las madres percibían que sus hijos eran ciertamente obesos.
De estas cifras se desprende que el problema de sobrepeso y obesidad no lo tienen únicamente los niños, sino también sus padres y madres, que ni siquiera son capaces de darse cuenta de que sus hijos tienen exceso de peso. Como es evidente, si ya cuesta motivar y educar a las madres con hijos obesos para que ofrezcan comida sana a sus hijos y traten de inculcarles hábitos saludables como el deporte y el juego activo, imaginad lo difícil que puede ser esta tarea si las madres no tienen la percepción de que sus hijos tienen un potencial problema de salud.

Si bien en algunos casos puede ser ocasionado por problemas endocrinológicos, que deben ser atendidos por un endocrinólogo; Pero la mayoría de los problemas de sobre peso y obesidad es causado por malos hábitos alimenticios, a veces nuestros hijos les no les gustan ciertos alimentos como frutas y verduras ya nosotras los omitimos en su dieta diaria, falta de ejercicio físico regular y sedentarismo, ya que es común ver que nuestros hijos pasen horas en la televisión, computadora etc.
La causa fundamental del desarrollo de sobre peso u obesidad, es el consumo excesivo de alimentos ricos en grasas o carbohidratos que se almacenan en el organismo, por ese consumo excesivo y por un descenso en el gasto energético al no hacer ejercicio.
Según los especialistas, la obesidad y el sobre peso tiene mucho que ver con el estilo de vida familiar ya que la mayoría de los niños con sobrepeso u obesidad, también sus padres padecen del mismo problema.
Principales factores son:

  La genética, ya que este problema puede   ser hereditario cuando alguno o los dos padres son obesos.
  • El padecer algún problema emocional o psicológico, puede desencadenar también obesidad.
  • La selección y forma de preparación de alimentos. Esto incluye un exceso de alimentos grasos o con gran contenido en carbohidratos y azúcares o con muchos condimentos y la falta de alimentos con fibra como frutas y verduras.
  • El sedentarismo, es decir la falta de ejercicio físico diario.
  • El consumo excesivo de alimentos chatarra con exceso de grasa, condimentos y de bajo valor nutritivo, que se ha convertido desafortunadamente en una “opción”, para los padres que trabajan y tienen muchas ocupaciones durante el día.
  • El abuso en el consumo de panes, galletas, pastas, dulces y refrescos, lo que para muchos padres no tiene importancia, porque lo que desean es saciar el hambre de sus hijos, sin preocuparse si están o no consumiendo todos los nutrimentos que necesitan para crecer sanos y fuertes.
  • La obsesión por la cantidad de alimentos que deben consumir los niños.
Un aspecto fundamental para el desarrollo de la obesidad infantil es el sedentarismo ya que aparte de consumir a toda hora alimentos chatarra con alto contenido en grasas y azúcares, las actividades de muchos niños se han reducido a ver televisión, jugar en la computadora o a los videojuegos que por supuesto van acompañadas por dulces, papitas y refrescos.
También influye mucho la falta de ejercicio físico regular o la práctica de un deporte, que además fomenta el desarrollo de muchos valores.

Para prevenir la obesidad en los niños y niñas se recomienda:

ü  Preparar un desayuno y comida que incluyan alimentos de los tres grupos, para que tengan energía, proteínas, vitaminas y minerales que les permitan crecer sanos y fuertes.

ü  Cenar ligero.

ü  Servirles cantidades adecuadas a su edad y evitar la repetición. En familias con padres obesos, suelen servir mucha cantidad de comida para los niños.

ü  Impedir que coman alimentos chatarra en lugar de comidas completas.


ü  Comer despacio, a una hora determinada y masticando bien los alimentos. Comer de prisa a veces ocasiona que se quiera comer de más.

ü  Poner en su lunch escolar, frutas, verduras crudas como zanahoria o pepinos, jugo de frutas con pocas calorías o agua simple, un sandwich que contenga verduras, además de las carnes frías.


ü  Evitar el consumo excesivo de fritangas o alimentos fritos.


Niños de ocho años tomando fármacos para el colesterol
La obesidad infantil lleva muchos más años instaurada en Estados Unidos que en nuestro país y por esta razón las posibles soluciones llegan antes ahí que aquí.
Hace tres años saltò la alarma en el mundo  cuando la AAP (Academia Americana de Pediatría) recomendó dar a algunos niños, desde los ocho años de edad, fármacos para reducir el colesterol y prevenir infartos. Hablo de las llamadas estatinas (muchas conoceréis de vuestros familiares ancianos, o no tanto, la simvastatina, o la atorvastatina, por ejemplo).
Dicha recomendación generó controversia por tratarse de fármacos cuya seguridad en niños no había sido probada aún, sin embargo era común la preocupación de todos los profesionales al preguntarse qué podrían hacer con un niño cuyos niveles de colesterol son similares a las de una persona obesa de 65 años.
Conclusión
No, su hijo no está precioso si con 3 años pesa un tercio más de lo que debería pesar para su altura. Tendrá una cara redondita y sonrosada, sí, pero probablemente esté en un índice de masa corporal que indique que su hijo tiene sobrepeso u obesidad. Debemos empezar a cambiar de una vez la ecuación niño gordito = niño saludable, porque el niño saludable, normalmente, está más bien delgado a ojos de nuestros adultos.
Es importante tener en cuenta que lo que los niños reciben cuando son pequeños (y ahora no hablo a nivel emocional, que también) tiene una influencia bastante importante en el adulto que serán mañana.Unos hábitos inadecuados, una alimentación poco saludable y un ejemplo igual de peligroso para la salud (cuando los padres son obesos las probabilidades de tener hijos obesos son mucho mayores) pueden hacer que, como comentamos, la generación siguiente a la nuestra viva menos años que sus padres.

  • ¿QUEREMOS A NUESTROS HIJOS?
  •   Por supuesto que de eso no nos queda ninguna duda, pero entonces por qué nos los ayudamos haciendo un cambio a el ritmo de vida actual que llevamos, que tal vez por no escucharlos protestar por los alimentos que no les gusta le estamos haciendo mucho daño. Pensemos en nosotros lo que pasamos para controlar nuestro peso, para estar sanos y tener una vida plena. Ahora pensemos en lo que queremos para nuestros hijos, por que el tiempo se pasa muy rápido y cuando menos lo imaginemos nuestros hijos sufrirán esta enfermedad.

    Con esto no quiere decir que les tenemos que quitar todo los alimentos, dulces, si no que tenemos que controlarlo.


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